miércoles, 9 de octubre de 2013

Miseria filtrada

¿Son los pobres filtrados menos pobres y más estéticos? No lo creo.


Por pobre filtrado me refiero a esas fotografías, normalmente de gran formato (aunque no siempre), que muestran a la población de los lugares más deprimidos e infectos del planeta bajo una óptica embellecedora y estetizante gracias a un encuadre cinematrográfico –casi de western– y a una gama cromática exponencialmente enriquecida por el uso de filtros ópticos. El supuesto fin de dichas imágenes no es otro –presuntamente– que despertar las conciencias de la sociedad bien alimentada y pudiente de unos países supuestamente exentos de los problemas de los que son testimonio esas imágenes. Ahora bien, si alguien adquiere una de esas fotografías lujosamente brillantes y coloridas y estéticamente complacientes, ¿qué se está llevando a casa, un recordatorio de la gente de cuyos infortunios el dinero del comprador sea, posiblemente, responsable aunque solo sea en una pequeña parte? Creo que no. Se está llevando una imagen que, por supuesto, no plasma la realidad ya que ninguna lo hace, pero que es un excelente complemento decorativo pues, sus colores encajan con el resto del entorno donde va a ser ubicada. En las imágenes de pobres filtrados se dejan fuera, pues el propio medio fotográfico lo impide, los olores, los hedores, los ruidos, los parásitos, la mierda, los granos, las ronchas, las infecciones y todo lo que conlleva la miseria. Una miseria muchas veces ocasionada por los intereses de la sociedad que acaba adquiriendo la plasmación gráfica, estéticamente placentera, del sufrimiento de los menos favorecidos. Lo que sí parecen mostrar los pobres filtrados –siempre según los captadores de imágenes, sus galeristas y representantes y sus compradores– es el espíritu de una gente luchadora que lo hace todo para superar la adversidad. ¿Puede existir un planteamiento más colonialista, positivista y, por qué no, racista?

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