domingo, 13 de octubre de 2013

Comicine

He podido disfrutar, mucho y de nuevo, al ver Kill Bill. Vol. 1 de Quentin Tarantino. Ha sido en DVD, con la pérdida de grandiosidad con respecto al cine que conlleva el formato, ya que la televisión cercena su empaque visual pero, no del todo. Aun así, cada vez y como siempre, esta película es una experiencia memorable; y hablo de experiencia por la sencilla razón que no se trata, en mi opinión, solo de ver y oír, también de leer y sentir. Ya sé que se puede sentir viendo cualquier cosas dependiendo de alcance emocional de cada uno pero, una película con tan amplio espectro de situaciones que permiten la risa, el llanto y –¿por qué no?– el quedarte sin uñas, es difícil de encontrar. Ahora bien, lo que realmente me tiene fascinado de esta película es la capacidad que tiene de trasladar el lenguaje del cómic al cine. Y es curioso que lo logre una película cuyo original no es un cómic, novela gráfica, tira cómica o cromos, sino un guión original; la cursiva es para cuestionar la originalidad de algo que no deja de ser un compendio, deliciosamente mezclado, de muchos arquetipos y recursos estilísticos. Esta película logra –a través del montaje, los diálogos cortantes, la sobreactuación, el vestuario, la dirección artística  y muchos primeros planos– parecerse narrativamente más a un cómic que las películas que los adaptan. Las películas basadas en material gráfico tienden a emplear una narrativa mucho más convencional (Hulk de Ang Lee lo intenta al principio, pero más bien no) para parecer ser más una película que un tebeo. Me da la impresión que este tipo de películas renuncia conscientemente a parecer un cómic, tal vez porque se avergüenza de su origen, que no es otro que uno de los productos culturales que más difusión e influencia ha tenido entre el público durante el último siglo. Curioso, cuando menos, que la película que más se parece a un cómic no este basada en ellos, al menos directamente.

4 comentarios:

  1. Pienso lo mismo, solo que usted lo sabe escribir y describir muy bien.
    Es una joya Tarant. y creo (no estoy muy seguro) queda poco para un nuevo regreso.

    Cada vez que pueda te leeré (aunque cada vez dispongo de menos tiempo)

    El Marciano.

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  2. Nunca lo había pensado pero no le falta razón, es muy "cartooniana" y, sin duda, de lo mejorcito de Quentin; a mí me pasa como a usted, es (re) verla y experimentar la maravillosa evasión que proporciona el buen cine.

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    1. El buen cine, eso tan raro, es una de las mejores y más completas experiencias estéticas que conozco. Ah, muchas gracias por el mensaje.

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