Si
tuviera que calificar la visión que del sexo tiene Madonna emplearía el
adjetivo, que no sé si es un neologismo, vigésimico.
Si
decimonónico se origina en el ordinal indicativo del siglo XIX y hace
referencia –de manera, digamos, despectiva– a cualquier característica anticuada;
vigésimico sería aplicable del mismo modo pero del siglo XX. Conste que no
hablo de los rasgos de Madonna, ya no tiene.
[Tormenta
previsible de humillados y ofendidos. No hay razón]
Madona
me cae bien, he ido a un concierto suyo, me he comprado alguno de sus discos –e
incluso singles–, pero no soy un devoto. Por eso he tomado el paso, tal vez
arriesgado, de opinar sobre ella. Tal ve me quede sin amigos en el blogger, instagram, facebook, etc.
Reconozco
el papel que ha jugado en la normalización y visibilidad de lo gay. Nunca
podremos estarle lo suficientemente agradecidos (o ella a nosotros, ha ganado
una pasta con el marketing). Se lo debe. Reconozco su capacidad de reinvención,
su perseverancia, su profesionalidad, su ambición, su olfato y su coolhunting, etc. A quien no reconozco
es a ella. Tanto es así que muchas veces me ha dado por pensar que ella ya no
es ella. Que llevada por el agotamiento, y cansada de la vida de estrella, ha
convencido a su fan más fan (un hombre, claro) que la sustituya y así, ella,
poder retirarse a una isla a comer y a engordar a sus anchas. Lo sospecho desde
el Sticky & Sweet Tour y sus dos
horas de clase de aerobic y playback. Porque cuando cantó en directo
se notó. Y su cuerpo había prescindido de cualquier dimorfismo sexual.
Pero a
lo que iba, mi opinión sobre la visión del sexo que dice tener Madonna. Pues me
parece que es el de una señora mayor. No en vano tiene pocos años menos que
nuestras madres. En la época del Sex,
de sus consoladores en escenarios, de sus santos mandingos, etcétera, puedo
entender que cierta gente se escandalizara y le encantara. Y muy especialmente, el principal consumidor de pop, las adolescentes. Pero claro, en unos años en
los que ya se hablaba de hamsters y richargueres, que Madonna apareciera en
vídeos y fotos besándose con las top-models del momento (qué ochentas eran las top-models) a mí daba un poco igual. Me parecía un poco exabrupto mainstream, tipo "caca, culo, pedo, pis".
Pero a lo que iba, que me voy por las ramas, Madonna siempre ha aparecido como mujer.
Aun vestida con esmoquin, pero sin una pizca del glamour de algo que Marlene
había hecho 50 años antes, seguía pareciendo una mujer vestida de hombre.
Madonna no ha transgredido nunca el género/sexo, siempre ha sido mujer y, como mucho,
lesbiana. Nunca la he visto como un drag-king (seguro que ahora alguien me
corrige). No ha simulado, por ejemplo, ser un hombre como Lady GaGa en los MTv
Awards como un Danny Zuko/Al Pacino cualquiera. De ahí que Madonna me parezca lo que es: una señora mayor (excepcional, eso sí), pero anclada en el siglo XX.
Vigésimica.