“Dignidad, siempre dignidad”. Este era el motto de Don
Lockwood (Gene Kelly) en Cantando bajo la lluvia. Un lema que resumía su vida y
carrera y que combinado con las imágenes de sus recuerdos –que contradecían
irónicamente sus palabras– conseguían un efecto cómico único y, posiblemente,
irrepetible.
Desde luego lo de hoy, 8 de febrero de 2014, ha sido un
bochorno para cualquier persona de sangre azul que se precie. Vergonzante.
Tengo un cabreo.
Hoy hemos presenciado cómo una Infanta de España se ha
escondido en un coche para realizar poco más de una decena de pasos ante su
pueblo, el que la mantiene en ese semi-exilio dorado a ella, su marido y sus
hijos, en una de las ciudades más caras del mundo.
Y yo me pregunto, ¿qué ha sido de la dignidad esgrimida (o
eso narran las leyendas) por esos monarcas y nobles que a la hora de ser juzgados
o ejecutados públicamente –lo de los Románov fue otra cosa– se enfrentaban al
brete con la cabeza bien alta, bien erguidos, sin inmutarse…pues así se les
había educado?
Y menos mal que el juez Castro no es Fouquier-Tinville.
El espectáculo de hoy, para cualquier noble, ha debido ser
bochornoso. Cobijarse dentro de un coche, sin hacer frente a la sociedad –al
contrario que el plebeyo de su marido que tuvo, al menos, las agallas de pasar
por el trance– y además esconderse tras las espaldas de los abogados que paga
papá y los policías que paga el Estado y que, como todo lo suyo, al fin de cuentas, lo
pagamos todos. Un dinero del que toda una Infanta de España parece creer que
crece no se sabe dónde. O al menos eso ha declarado. Una Infanta que no sé si
está preparada para ocupar un puesto de representación del Estado y menos para optar
a la sucesión, por muy improbable que sea el caso, ya que no tiene ni idea de
lo que pasa en su propia casa. ¿Qué educación ha recibido la pobre muchacha,
como se preguntaba Elvira Lindo en las páginas de El País? ¿O no la ha recibido
por no estar mentalmente capacitada?
Bueno, por lo menos no nos podemos quejar, es una excelente
representante de lo que parece ser un amplio sector de la población, si
contamos corruptos (pillados, imputados, juzgados, en “negro”, etc.) Es para
casi pedir que quien esté libre de pecado…
Ah, otra cosa, si no ha cometido delito fiscal pues las
cifras no alcanzan los 120.000 euros (20 millones de las antiguas pesetas) eso
no significa que no haya defraudado una cantidad menor.
Puede que no haya cometido un delito, pero lo que parece
claro es que SÍ ha defraudado a Hacienda. Y Hacienda, somos todos. O eso decía
ella, Hacienda. ¿Le van a imponer una multa? ¿Le cobrarán intereses de demora?